La cadena de suministro y la entrega han avanzado cinco años en su plan de actualización digital para mantener el nivel de eficacia demostrado durante el período de la cuarentena.
Si falla el departamento de logística que administra la cadena de suministro, los estantes de los supermercados comenzarán a vaciarse, el sistema de salud ya no tendrá recursos suficientes y la economía se desplomará. Este hecho prueba que, durante la pandemia, esta actividad (gestión y planificación de la compra, producción, almacenamiento y distribución de bienes) permitió que un país con mano de obra restringida y movilidad continuara operando. Para la mayoría de los expertos del sector, la crisis ha obligado a las empresas a ejecutar en unos meses todos los planes de renovación que se implementarían en cinco años.
Los resultados de los primeros estudios socioeconómicos tras la llegada del coronavirus son claros: los hábitos de los consumidores han cambiado. Esto está sucediendo a través de la evolución de las rutinas de los ciudadanos y en las formas de compra. La consultora Nielsen advirtió que, por ejemplo, la higiene y la seguridad alimentaria estarán sujetas a estrictos requisitos del consumidor, lo que interrumpirá toda la cadena logística de la empresa. Esto ha afectado a todos los aspectos de la trazabilidad higiénica: entrega manual de paquetes, almacenamiento o trámites burocráticos, etc.
Los cambios provocados por las medidas sanitarias traerán retos de gestión a empresas muy grandes, que deberán acelerar su transformación digital en muy poco tiempo. Estas medidas van desde el distanciamiento social entre trabajadores de almacén y repartidores hasta nuevas posibles políticas de devolución. Esto conducirá a un aumento de los costos de los recursos, que afectará a todas las empresas en actividades logísticas, la mayoría de las cuales son intangibles.
Algunas empresas han comenzado a incorporar un fenómeno a sus modelos de negocio urbano, que se espera que aumente exponencialmente en los próximos años: el fenómeno de la “dark store”. Estas tiendas ya no venden al público en persona, sino que se convierten en pequeños centros de almacenamiento y logística de su inventario, lo que las acerca a los compradores cuando se entregan. Las ventas de esta parte del negocio se basan en compras online, y se asignan más recursos a una gestión más sostenible, lo que requiere que los clientes tengan más demanda debido a el coronavirus.
Tanto el crecimiento del e-commerce como las medidas de movilidad abrirán la posibilidad de nuevas especializaciones para las empresas logísticas hasta ahora inexploradas, como las de por tipo de producto o por zonas geográficas. Un paso más en el desarrollo del sector a corto y medio plazo.
Por: Oscar Hernández
Fuente: El país